miércoles, 5 de mayo de 2010

Las mil y una historias: lo que fue

Últimamente ha pasado un poco de todo, aunque la falta de novedades en el blog pueda sugerir lo contrario. Talleres, experimentos, cursos, viajes, proyectos, lecturas... han sido unas semanas bastante movidas y todavía queda mucha tela que cortar. He aquí mi intento por poneros al día.


1. Para empezar por el principio os cuento que a finales del año pasado descubrí por casualidad Experimentem amb l’art, una asociación cuyo interés principal es «poner en práctica estrategias de aproximación entre el arte contemporáneo y el público receptor a través de proyectos muy diversos que se adecuan a las necesidades específicas de cada ocasión». Así, Experimentem organiza exposiciones en el Espai EART (Calle Torrijos 68), ofrece espacios-taller para artistas que a su vez forman parte de la programación educativa de la asociación, conferencias, cursos, servicios pedagógicos para instituciones culturales y un largo etcétera marcado siempre por la creatividad y lo que a mí me gusta llamar “falta de pedorrismo artístico”.


La cuestión es que di con ellos y con la 8ª edición de su Curso de Formación para Dinamizadores de Exposiciones de Arte Contemporáneo, donde el objetivo es presentar el arte contemporáneo como herramienta educativa y educadora. El curso constaba de varias sesiones de 2 horas en las que pudimos estudiar el museo como sistema discursivo y recurso educativo de la mano de Dolores Juarez, descubrir (en mi caso) cómo acercar el arte a los niños con Sylvia del Amo, aproximarnos a la museología gracias a Carla Padró, al arte público con José Antonio Delgado, a la edición con Txuma Sánchez, a la didáctica con Montse Pons y a nuestra expresión corporal y verbal con Sara Sender. Acompañados a lo largo de este recorrido por Charela Díaz, hemos tenido la oportunidad no solo de aprender lo que no está escrito (literalmente) sino de estimular nuestra creatividad, de jugar como niños y de entrar en contacto con muchos otros que piensan como tú. Difícil encontrar las palabras adecuadas para expresar lo mucho que he disfrutado de este curso, lo que he aprendido y lo que me llevo. Una experiencia increíble que recomiendo a todos los que piensen que el arte es de todos y para todos y que el pedorrismo artístico debe ser derrocado.



2. Hace un par de semanas me cogí el día libre en el trabajo por una buena causa: asistir al taller Proyectos 2.0. Prácticas para instituciones culturales que organizan Citilab e I+C+I en el CCCB. Pese a que el formato taller hizo que el flujo de información fuera un poco vago (creo que muchos echamos de menos un poco más de “clase magistral”) se habló de una alternativa al centro cultural tradicional, aquel que establece un monólogo, presentando la posibilidad de crear instituciones 2.0 que propicien la interconexión, la creación y el co-diseño, actuando como plataforma facilitadota y espacio de diálogo.


Prenent nota

Treballant en els projectes

Ambas fotos por Carlos Cazurro, del CCCB


El punto positivo del formato taller fue darnos la posibilidad de entrar en contacto con distintos profesionales del mundo cultural, intercambiar ideas y generar algunas nuevas. Fue una gran lástima no haber podido asistir a la mesa redonda final con Guillermo Miranda del Museo Thyssen-Bornemisza, Larraitz Mendizuri de Tabakalera, Conxa Rodà del Museu Picasso y Albert Sierra de Patrimoni.gencat (a quien tuve la oportunidad de saludar en persona al más puro estilo blogger-fan), sobre todo porque este pequeño resumen de sus ideas me hace la boca agua:




3. Donde el gran misterio se revela, y es que no pude quedarme a la mesa redonda porque estaba invitada a participar en la primera sesión del proyecto Arts Combinatòries que se ha sacado de la manga la Fundació Tàpies.


Arts Combinatòries

Con el objetivo de «poner al alcance de los visitantes el fondo documental de la institución a través de un espacio en su sede y de una plataforma web […], preservar y difundir los documentos y materiales relevantes del museo, así como los recursos educativos, para facilitar, al mismo tiempo, la investigación y la experimentación en torno al arte contemporáneo y a la obra de Antoni Tàpies», la Fundació intenta hacer realidad lo que en el taller del I+C+I llegó a parecer una utopía: que las grandes instituciones culturales dialoguen con el público.


Según nos contaban Laurence Rassel, directora de la fundación, y los demás miembros del departamento de Arts Combinatòries, con la intención de hacer visible el archivo documental de la Tàpies se encontraron con dos opciones: contratar a un equipo de especialistas que estudiara la mejor manera de hacer el archivo accesible al público o… preguntarle al público cómo cree que el archivo debe llegar a ellos. Y es ahí donde entramos en juego los presentes: a través de una serie de actividades y debates podremos diseñar entre todos, público e institución, lo que será el futuro archivo de la Fundació Antoni Tàpies.


Fue curioso ver los sentimientos enfrentados de muchos de los asistentes, desde los que vieron toda esta historia como una manera de hacernos trabajar de gratis (hubo quien se marchó indignado) hasta los que se implicaron sinceramente desde el principio, pasando por los que no acabaron de entender exactamente de qué iba la historia. Por mi parte me propongo aprovechar al máximo la oportunidad de formar parte de algo que considero revolucionario.


Destaco de esta experiencia la excepcional implicación de Rassel, que en todo momento estuvo con el grupo participando como una más -fue muy gratificante (y, no lo niego, tranquilizador) percibir la emoción y el entusiasmo que el staff de la fundación ha puesto en este experimento. Por otro lado y como siempre, la oportunidad de entrar en contacto con otras mentes afines o dispares no tiene precio.



4. Me he ido a Madrid a descubrir los grandes museos de la capital. La cantidad de horas invertidas ha sido elevadísima y casi acaba con mi sensibilidad artística y las neuronas de mi siempre fiel Mr. Webb. Así que destacar destaco poco, porque todavía está todo un poco nublado en mi pequeña cabecita.


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Lo primero los precios –tanto quejarme de Barcelona y resulta que en Madrid te clavan 10€ por museo, 18€ si pretendes visitar a los 3 grandes (Prado, Thyssen y Reina Sofía) –temporales no incluidas. Por no hablar de los descuentos para estudiantes, prácticamente inexistentes, y de la poca sensibilidad del personal de taquilla al decirte que «solo te lo dan si tienes menos de 24 años». Así que no solo te atracan sino que además te laman vieja. Nice. Por el contrario, los catálogos y guías me parecieron extremadamente baratos (menos de 20€ por la guía extended del Prado? Una ganga!) y las rebajas del Thyssen una bendición: gracias a ellas tengo en mi haber una fabulosa guía de la colección del MNAC por 4€.


Por otro lado y entrando en materia, me ha dado la sensación de que las técnicas expositivas son más atrevidas allí. Dejando a un lado el Prado, me parece que el Thyssen, el Reina e incluso el CaixaFórum presentan las obras de manera mucho más original, yendo más allá del simple “colguemos los cuadros en la pared”: mientras en el Prado se deja uno las cervicales y la dignidad intentando ver la cara externa del tríptico de El Bosco El Jardín de las Delicias, en el Thyssen se puede contemplar cómodamente el Tríptico de la Santa Faz del Maestro de Bertram gracias a un juego de espejos estratégicamente colocado a tal efecto. Cuadros situados en “cabinas” en medio de una sala del CaixaFórum y recorridos como el propuesto en la Galería Villahermosa del Thyssen, donde el visitante pasea por el siglo XVI, camino del XVII, acompañado de la colección de retratos del Barón Thyssen, me parecieron el no va más.


Plano del Thyssen


Siendo como es el Louvre mi museo favorito del mundo mundial (a falta de ver MUCHÍSIMOS más), uno de mis sueños ha sido siempre irme a París una semana entera y comprarme un pase anual que por 15€ me permita entrar cada día a ver un trocito del museo, ahorrándome dolores de espalda y sin tener que correr arriba y abajo para ver a mis grandes amores, con la intención de verlo todo y verlo bien, pues tras haber pasado ahí dentro unas 30h de mi vida todavía no lo he visto todo. Y en todo esto pensaba yo mientras me fumaba un cigarrillo bajo el sol madrileño, después de 3 horas de visita y media de negociación con los vigilantes del Prado para que dejaran salir un momentito a reponer mis niveles de nicotina. No sería fabuloso que uno pudiera hacer lo mismo con los museos que tiene al lado de casa? Los grandes de España parecen no querer apuntarse a la moda, puesto que un año de abono al Prado vale 48€ (ojo, precio sin actualizar!), para el Reina 25€ y para el Thyssen ni siquiera existe! Me pregunto qué haría yo en Barcelona sin mis pases para el MNAC, el Picasso y el MACBA, todos ellos por precios más que asequibles.


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Fotos por Mr. Webb


En fin, hasta aquí el no tan breve resumen de lo que han sido estas últimas semanas de vida apartada de Art&Apart. Muy pronto y para no saturar a mis casi 4000 visitantes (wow… todavía estoy flipando!) hablaremos de lo que nos queda por hacer en el futuro más próximo. Hasta entonces… salud!

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