miércoles, 28 de octubre de 2009

Arte Accesible

El lunes por la tarde tuve el placer de asistir a las jornadas Art Accessible organizadas por Obra Social de Caixa Catalunya y Articket en La Pedrera. Una pena no haber podido ir también por la mañana porque según leo fue muy interesante...




Con la intención de «reflexionar, poner en común experiencias y conocer las necesidades de un sector de público hasta hace bien poco olvidado», se dieron cita en La Pedrera varios peces gordos del ámbito museístico: mientras que la aparición estelar de la mañana fue la de Francesca Rosenberg, directora del MoMa Access Programs Education Department, por la tarde el plato fuerte estuvo a cargo de Matthieu Decraene, responsable del desarrollo del programa de accesibilidad del Louvre.




La de Decraene fue una intervención verdaderamente interesante (cuanto menos para mi, que hasta ese momento no sabía nada del tema). Comentaba que en el año 2005 el Gobierno francés tramitó una ley que establecía como fecha límite el año 2015 para que todo museo y centro artístico o cultural en Francia fuera TOTALMENTE accesible, que significa para todo el público discapacitado: motriz, sensorial y mentalmente. El Louvre, si bien ya contaba con cierta oferta en este campo, empieza entonces una carrera para adaptarse a las nuevas exigencias. Me pareció especialmente curioso que el punto de partida fueran los accesos físicos al centro (aunque los autobuses que llegan al Louvre estuvieran adaptados para sillas de ruedas, las aceras que rodean el museo, por ejemplo, no lo estaban) y a partir de ahí todo fue tirar del hilo para deshacer la madeja, idea que no deja de ser sobrecogedora cuando pensamos en un museo dividido en 7 plantas, varios edificios e incontables niveles.

Matthieu contaba que una de las premisas del Louvre es que no todas las visitas guiadas favorecen a todos los públicos. Así, su equipo ha diseñado diferentes ofertas no solo para cada uno de los tipos de público (sordos, ciegos, etc.) sino también para diferentes subgrupos que pueda haber dentro de éstos. Por ejemplo, no todos los que sufren una discapacidad auditiva se comunican por lenguaje de signos, sino que algunos se comunican oralmente, con la lectura de labios; el Louvre cuenta, pues, con visitas organizadas en ambos lenguajes.

Con todo, lo que más me entusiasmó fue la oferta del museo para los ciegos, quizá porque, en mi cabeza, era el problema más difícil de resolver. Así, el Louvre cuenta, desde hace más de 10 años, con lo que han llamado galerías táctiles, pequeñas salas donde se organizan exposiciones temporales donde el arte se entiende a través del tacto. Nos contaba Decraene que una de las últimas exposiciones organizadas estuvo dedicada a explorar el movimiento en la escultura: varias maquetas de diferentes obras de la historia del arte buscan que el "espectador" pueda reconocer no sólo las formas sino también los materiales (GRAN diferencia entre el tacto del bronce, el del mármol y el de la piedra), y entender verdaderamente qué es y qué ha sido el movimiento en distintas épocas de la historia. Otro de los cursos que han organizado ha sido el de la historia de los bodegones, donde distintos dibujos en relieve dan a conocer a los invidentes la distribución de los objetos, su significado, etc. Dado que en estos momentos yo solo podía pensar "quiero ir, quiero ir, quiero ir", no es de extrañar que casi me desmayara cuando nos contó que, de hecho, se organizan actividades para grupos mixtos, donde se consiguen interesantes intercambios de experiencias y opiniones.




La idea está tan bien pensada que incluso podemos descargar en la página web varios documentos para organizar nuestra visita al Louvre: desde mapas interactivos hasta recorridos especializados, pasando por todo tipo de recomendaciones, etc. Eso sin contar con que, una vez allí hay sillas de ruedas, audioguías adaptadas, planos en 3 dimensiones y mucho más a disposición del visitante. El único inconveniente? Que me temo que estos servicios solo se ofrecen en francés.

Pese a todo creo que, efectivamente, lo que el museo busca no es ser accesible cuando, de manera puntual, uno de sus visitantes sea un discapacitado. El verdadero objetivo (y, por qué no, el verdadero reto) es ser 100% accesibles, todas las horas del día, todos los días del año.
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