El sábado cumplí (parte de) mi promesa y me escapé por la tarde al MNAC con dos objetivos: ver la exposición de Courbet e investigar el asesinato de Serafí Coll con las pistas escondidas en su sala de arte Gótico.
Aunque también tuvimos tiempo de disfrutar del solecito y de las vistas desde mi lugar favorito del mundo, la escalinata del MNAC
La exposición de Courbet fue maravillosa, aunque las relaciones establecidas entre su obra y la de otros realistas catalanes en algunos casos estaba un poco cogida con pinzas, y la actividad "Los misterios del MNAC" no pudo haber ido mejor: nuestro fantástico detective llevó a cabo una ardua investigación, descubrió al asesino e incluso avisó al guarda de seguridad al salir de quién era, dónde estaba y cómo iba vestido para que la autoridad tomara las medidas pertinentes.
Luego posó elegantemente y en exclusiva para A&A con su chapa identificativa "el detective que ha resuelto uno de los misterios del MNAC"
Por supuesto yo, orgullosa, quise sacarme una foto con el héroe de la tarde
Pero a lo que íbamos, que era a hablar de niños en museos. Mientras paseábamos por las salas de la exposición temporal y para mantener interesado a mi sobrino, nos pusimos a jugar a descubrir qué hacían los personajes de los cuadros que íbamos viendo. Esto empezó conmigo muy convencida preguntando "qué lleva ese señor en la mano" y con él muy confundido diciéndome que no veía nada.
Simó Gómez, El guitarrista. 1877
Y fue así como me di cuenta de que, si a nosotros a veces ya nos cuesta ver bien un cuadro en un museo por los reflejos que provoca la iluminación, una personita que apenas llega al metro y medio lo tiene MUCHO difícil para ver qué demonios está pasando ahí arriba.
Por supuesto, me imagino que poco se podrá hacer para solucionar el desaguisado (alguien lo sabe o tiene alguna idea?), así que me limito aquí a compartir con vosotros mi preocupación. Porque si ya es suficientemente complicado captar la atención de un niño de 5 años en una exposición como la de Courbet, con temáticas que no reconoce, mantenerla se dificulta más si cabe.
Eso sí, queda empíricamente demostrado que cuando hay un misterio de por medio lo difícil es sacarlo del museo. Por supuesto, el trabajo del personal del MNAC fue espléndido, poniendo al interesado en antecedentes sobre la misteriosa desaparición de Serafí (también fueron muy comprensivos cuando la que suscribe, echada en el suelo completando el mapa de pistas, les suplicó que no cerraran el museo todavía porque solo nos faltaban 3 palabras por escribir). Pero, mientras que en la exposición de Courbet el pobre iba de un cuadro a otro hablando lo más bajito posible y con más miedo de hacer algo mal que otra cosa, recorriendo las salas de Gótico iba corriendo de un lado a otro, saltando cuando descifraba una pista y, en resumidas cuentas, disfrutando al 100% de lo que veía.
Y no es eso al fin y al cabo de lo que tratan los museos? De hacernos disfrutar (a todos) con lo que vemos? Mi sobrino ya me ha preguntado cuándo iremos a otro museo a resolver otro misterio. Mr. Webb también. Así que desde aquí hago dos llamamientos: uno para que se sigan realizando actividades como esta, que nos permiten a todos vivir el museo con menos normas y más alegría. Y otro para que vayáis cuanto antes a descubrir el misterio del MNAC, os prometo que lo pasaréis bomba! Y al fin y al cabo es para mayores de 9 años así que me imagino que todos los presentes entramos en esa categoría, no? ;-)
Feliz semana chic@s!
Ps. Perdonad si la PCC de hoy no era muy P!