Hace unas semanas tuve la oportunidad de escaparme a Granada para ver la exposición Creadoras del Siglo XX que ofrece hasta el 17 de enero el Museo de Bellas Artes. A pesar de estar ubicado en medio de la Alhambra (monumento del cual debo ser la única detractora), en el Palacio de Carlos V, me armé de valor y me enfrenté a la marea de guiris del domingo por la mañana por amor al arte, casi hipnotizada por las palabras de la nota de prensa que tanto me había costado conseguir (la última nota de prensa colgada en la web es del año de la catapún): «El objetivo de esta muestra es poner de relieve las distintas maneras en que las mujeres han ejercido una actividad artística y cómo estas artistas, que marcaron el arte del siglo XX, siguen haciéndolo actualmente, influenciando tanto a hombres como a mujeres artistas del siglo XXI».
Dicha nota de prensa nos informa de que la exposición cuenta con más de 30 obras, entre las que podemos encontrar alguna de Tamara Lempicka, de Frida Kahlo y de Ouka Leele entre otras, así como de la existencia de un catálogo «con un diseño actual y atractivo, que va desgranando las diferentes obras y artistas presentes en la muestra». Cierto es que no dicen mucho más (ni en la web del museo ni en la nota de prensa ni en ningún otro sitio) pero yo soy bastante facilona para estas cosas y ya me tenían convencida con el cuadro cubista de Olga Sacharoff:
Como viene siendo (sospechosamente) habitual, la cosa empieza a decepcionarme desde el principio, incluso antes de haber entrado a la sala: el personal del MBAGR me informa de que la exposición temporal se encuentra al final de la colección permanente y que tengo que pasar por tooodo lo demás antes de llegar allí. No penséis que tengo nada en contra de los museos de bellas artes pero cuando voy con el rollo siglo XX en la cabeza no puedo ponerme a ver, digamos, un retablo del siglo XI de la vida de San Agapito. Básicamente porque, en lugar de pensar "cómo mola el retablo de la vida de San Agapito" acabo pensando "si veo otro retablo de la vida de San Agapito prenderé fuego a esta sala". En fin, que me pregunto cuántas veces habrá visto un granadino medio el retablo de San Agapito y por qué tiene que verlo cada vez que, de hecho, vaya al museo a ver algo nuevo.
Una vez recorridas todas las salas llegamos a una de dimensiones discretas pero más que suficientes. La segunda sorpresa del día llega al ver que es diáfana y que las obras están emplazadas en su perímetro. Me pregunto por qué no habrán decidido romper el espacio con algunos paneles para hacer una exposición un poco más dinámica -y cómoda: la puerta de entrada está situada en un extremo de la sala pero la de salida está en la mitad, cosa que te hace estar un poco inseguro respecto a qué ruta tomar una vez allí. Con todo, el diseño en tonos violeta de la sala es muy arriesgado y consigue contrarrestar la falta de 'chispa' que trasmite la disposición de las obras.
La selección de obras es simplemente magnífica y, teniendo en cuenta además que la mayoría de ellas procede de colecciones particulares, de gran valor para el público. A continuación algunas de mis favoritas:
Gertrudis Rivalta, Sin Título. Colección particular, Barcelona
(perdonad la calidad de la foto!)
Isabel Quintanilla, Interior (1995). Colección del artista, Madrid
Carmen Calvo, Lápida (1991). Colección particular, Barcelona
Con todo, parece que no llegamos a aprovechar del todo las joyas que nos han puesto delante. Las placas informativas, por ejemplo, tienen una ubicación bastante desafortunada y tampoco dan más información de la estrictamente necesaria. Pero quizá lo peor, desde mi punto de vista, ha sido la falta de un hilo conductor que hiciera la exposición más comprensible. En el dossier de prensa podemos leer que la exposición «no solo representa una apuesta decidida de este Museo por el arte contemporáneo sino también, y muy especialmente, una forma de contribuir a la difusión de la aportación de la mujer al arte [...]. Este aspecto cobra especial interés si tenemos en cuenta que la actividad artística de la mujer [...] ha estado olvidada o, en el mejor de los casos, diluida dentro de un universo mayoritariamente masculino en el que habitualmente ha pasado desapercibida». Con todo, una vez allí asistimos a lo que no es más que una simple presentación de obras de arte realizadas por mujeres desde el año 1912. Por qué desaprovechar la oportunidad de crear un discurso, aunque simple, del papel de las creadoras del siglo xx? Me quedé con las ganas de saber si Olga Sacharoff encontró realmente más obstáculos de los que haya encontrado Ouka Leele o incluso Yoko Ono (también presente, sí). Con ganas de saber si podemos considerar que las mujeres siguen pasando desapercibidas o si las obras más actuales que nos presentan perfilan una situación distinta de la de principio de siglo.
Finalmente, el catálogo de la exposición, mi última esperanza, tampoco logró mejorar las cosas. Pese a que nos ofrece un breve contexto histórico del siglo XX y un texto bastante interesante de Eugene Osácar, no contiene más que unas pocas líneas sobre cada una de las artistas y la relación de las obras presentadas. Y todo ello por 15 (!!!) euros. Para los que tengáis curiosidad o un viaje programado a Granada antes del 17 de enero, podéis consultar la versión online que publicó el Museo de la Pasión de Valladolid aquí.
Puntuación en la escala M de exposiciones: 5 sobre 10
2 comentarios:
Cierto, la exposicion falta mucho. Nunca pierdo la oportunidad a pasear por La Alambra cuando estoy en Granada pero fue la primera vez que habia entrado en el museo de bellas artes.
Ya que he visto/sufrido suficiente obras de Zurbaran y su amigos no me gusta perder tiempo buscando el grano de la exposición (aun menos cuando tienes en cuenta que un dia en la alambra no implica un paseo ligero).
Ademas, para mi la exposición podría dar mucho mas. El esfuerzo para reunir estas obras ha sido perdido en la manera de presentarlas. En ningún momento entiendes por que han elegido estas obras ni la relación entre ellas (si de verdad hay).
Seria triste si el museo no hiciera el esfuerzo para promover su colección, sabiendo que la cola de gente pasando por sus puertas nunca se agotara gracias a La Alambra
"El esfuerzo para reunir estas obras ha sido perdido en la manera de presentarlas". Yo no podría haberlo dicho mejor :-)
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