Ai Weiwei en el Turbine Hall de la Tate Modern
Empezamos las crónicas londinenses (que se extenderán, si me permitís, un poco más de lo esperado) con una noticia buena y una mala.
La buena: que el lunes se inauguraba en el Turbine Hall de la Tate Modern, como siempre bajo una enorme expectación, la instalación de Ai Weiwei Sunflower Seeds, el extraordinario trabajo que reúne más de 100 millones (sí, millones) de pipas de porcelana hechas y pintadas a mano, a imagen y semejanza de las naturales, por cientos de especialistas de la ciudad china de Jingdezhen. La idea es, pues, que el visitante interactúe con ellas -caminando, escuchando, tocando... lo que sea!- y se cuestione el archiconocido made in China a partir de ello.
Allí estaba yo, en primicia
La mala: que según leo en The Guardian se ha cerrado la instalación dos días después por motivos de "salud y seguridad", ya que al parecer el choque entre las pequeñas piezas de porcelana generaba mucho polvo. Se ve que ahora, el riesgo de que los visitantes pudieran llevarse algunas piezas, no tiene tanta importancia.
A nadie parecía preocuparle la salud y la seguridad de estos chicos!
Por si os lo estáis preguntando... no, yo no me llevé ninguna pipa.
EDITO: El misterio se ha desvelado y ya no parece tan misterioso...