Dalí nunca había sido santo de mi devoción: su obra me parecía fácil, predecible y, ante todo, un trabajo de marketing. Hace un par de años, volviendo de un fin de semana en Begur, me topé por casualidad con la Casa-Museu Castell Gala Dalí en Púbol y mi opinión empezó a cambiar: esa gran obra hecha para y por Gala destilaba genialidad por los cuatro costados y, muy a mi pesar, tuve que admitir que debía replantearme mis gustos artísticos. Pero la cosa quedó ahí, con un "venga, va, no puedo decir que disfrute con su obra pero tampoco puedo negar su valor artístico.
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El pasado fin de semana, también con base en Begur, me sirvió de excusa para rematar el tema pasándome por el Teatre-Museu Dalí de Figueres, templo de guiris y de todo lo surrealista. No creo que pueda describir con palabras lo alucinada que me dejó su obra (y entiéndase por obra el todo que representa el museo, contenido y continente), la infinidad de disciplinas y estilos artísticos que abarca y la infinidad de referencias con las que se encuentra uno en cada esquina. Paseé por los pasillos sintiendo que en su lugar paseaba por los recovecos de su mente y me sorprendí no solo enamorada de su obra sino absoluta y totalmente de acuerdo con todo lo que vi.
Pero a donde no llegan las palabras por fuerza deben llegar las imágenes y con ellas os dejo, con un extracto de lo que más me gustó, me impresionó o me dejó patidifusa. Disculpad la baja calidad de las fotos y que algunas de las obras no tengan pie de foto -me fue imposible retener todos los nombres!
Los exteriores:
La cúpula:
Las obras:
La pintura móvil:
